miércoles, 22 de junio de 2011

Hoteles...

Cuando me voy de viaje por mi cuenta siempre busco un alojamiento sea económico (como única característica) quiero decir, lo pago yo así que da igual que sea un cuartel militar, se a que me enfrento. Pero siempre y cuando es por trabajo la incertidumbre de que habrán reservado me invade, pues 100% seguro que supera con creces a mi económica elección. O eso es lo que ocurría antes de los tiempo de CRISIS, pues con los hoteles Low-Cost las empresas han adaptado una actitud sumamente “rata” hacia sus trabajadores ya que aunque bien nos vendan el Low-Cost como un hotel confortable, limpio y con todas las prestaciones de un 4 estrellas bien sabemos que es una gran mentira.

El caso es que aunque me incomoda decirlo me gustan los hoteles, me gustan los hoteles lujosos, me gusta convertir en una pocilga mi habitación (os juro que soy una maniática de la limpieza, eso si en mi propio hogar) y que cuando regreso a ella se encuentre pulcra y ordenada como si 100 enanitos mágicos la hubieran adecentado para mi goce y disfrute.
Pero lo que mas mas mas me gusta es el desayuno, adoro el momento desayuno este en mi casa o no, y como no adoro el momento buffet libre desayuno de los hoteles. Aunque he de decir que con los años me ido dando cuenta que es mas un producto de mi imaginación que algo real pues siempre me acabo desilusionando (si me hace ilusión desayunar y que?).
Bajo el ascensor del hotel como una niña de 4 años el día de reyes esperando el manjar de la mañana y cuando llego ahí esta el precioso buffet con su preciosa presentación. Panes de diversos tonos de marrón se apilan sobre la mesas, platos calientes, mermeladas de vivos colores, fruta, cereales, yogures, zumos…. Oh dios mío!!. Pero como no es oro todo lo que reluce todo es fachada y obra de un brillante decorador de buffets libres de hotel pues cuando me dispongo a probar todo (TODO) lo que se ofrece mi animo comienza a decaer. Con el tiempo he aprendido a ir directamente hacia el pan y el embutido que si te encuentras fuera de España es siempre una tremenda decepción y la bollería industrial, más de lo mismo,.Finalmente acabo atiborrándome de un pan aparentemente delicioso pero bastante soso al paladar y unas mermeladas de colores que tan solo son eso son de colores!! E ingiriendo un café de una calidad tremendamente inferior a mi George (así se llama mi Nespresso).

Pero bien he de decir que la magia de los hoteles nunca desaparece en mi, siempre deseo llegar al sitio inspeccionar la habitación, recaudar los jabones gratuitos y catar el buffet del desayuno pues como todos sabemos todo lo que no requiera mover un dedo es digno de ser adorado.

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